miércoles, 17 de marzo de 2010

SERGIO, ENTRE NATE Y MIKE




Sergio Rodríguez llegó con 20 años a la fría y lluviosa Portland en Octubre de 2006, con el cartel de mayor promesa del baloncesto español, y con una maleta llena -repleta diría yo- de ilusiones y de sueños por cumplir.

Tras proclamarse campeón del campeonato de Europa Junior de 2004, y con dos temporadas de experiencia en la ACB (Estudiantes), el Chacho fue elegido con el nº27 del Draft de 2006 por los Phoenix Suns.

Muy probablemente, la misma noche de la ceremonia del Draft, su carrera NBA comenzaba a torcerse, al traspasar el equipo de Arizona sus derechos a los Portland Trail Blazers.

En pocos minutos, pasó de imaginarse en una ciudad en la que el Sol abrasa, rodeado de compañeros como Steve Nash o Amaré Stoudemire, y dirigido por un hombre como Mike D'Antoni, conocedor del baloncesto FIBA y con un estilo de juego que se acoplaba como anillo al dedo al de Sergio, a una ciudad plomiza, gris y fría, en un equipo que vagaba por la parte baja de la Conferencia Oeste, con unos futuros compañeros entre los que destacaban Zach Randolph y los rookies Aldridge y Roy, y sobre todo, con un director de orquesta llamado Nate McMillan, poco dado a las alegrías y a los excesos profesionalmente hablando, y que se iba a convertir en el hombre clave de su carrera NBA.

Tras estar a un paso de ser enviado al equipo nodriza de los Blazers en la NBDL, antes incluso de debutar en profesionales, su primera temporada se puede calificar como decente para un nº27 del Draft. 67 partidos jugados y una media de 12.9 minutos como tercer base del equipo.

En su año Sophomore, importante paso atrás. Dicen que la segunda campaña de un jugador siempre es más difícil que la primera, y en el caso de nuestro protagonista, ésto se cumplió a rajatabla. 72 partidos, pero una bajada notable de minutos (8.7), y una palpable pérdida de confianza del mister hacia él.

Pero pese a la disminución de protagonismo, lo peor era ver como el juego alegre, imaginativo, arriesgado y vertiginoso que caracterizó a Sergio durante su etapa FIBA, se estaba convirtiendo en un juego monótono, lento, inseguro y con la sensación de estar atado con un corsé que no le permitía ofrecer todo lo que llevaba dentro.

Con el paso de los partidos, se convirtió en "uno entre un millón". Un jugador más de una liga que no permite errores, y bajo la tutela de un entrenador que daba la impresión de medir cada movimiento de su base suplente y de tener preparada la guadaña al más mínimo error de su número 11.

Esa misma sensación parecía tener Sergio, ya que en cada aparición en pista se le notaba cohibido y con miedo a que cualquier error diera con sus huesos en el banco ipso facto.
Durante los tres años que jugó en los Blazers a las órdenes de "Mister Sonic", en no pocas ocasiones la crítica, los aficionados y seguro que el propio Sergio, se preguntaron qué hubiera sido de él, de haber jugado para los Suns, con D'Antoni en la banda, y aprendiendo al lado de un maestro como Nash... el destíno le preparaba una grata sorpresa, pero él todavía no lo imaginaba.
Tras tres temporadas como jugador de los Blazers (con una última algo mejor que las anteriores pero con las mismas sensaciones respecto a su juego), Sergio Rodríguez decía -aliviado- adiós a la franquicia de Oregon y con ello a su entrenador y a unos compañeros entre los que destacaron Aldridge y , por supuesto Rudy, como mejores amigos.
Durante la noche del Draft de 2009, el canario era traspasado a los Sacramento Kings.

Nate McMillan ya era historia, y la el sol parecía volver a brillar para él, pese a llegar a un equipo en ruinas, con un entrenador nuevo, pero a una franquicia que históricamente ha practicado un juego que se podía considerar ideal para él.
No parecía mal panorama, y así se encargaron de demostrarlos los hechos, en los 39 partidos que Rodríguez jugó con la camiseta del equipo de la capital californiana.

Mucho más suelto, con un coach (Paul Westphal) que le daba bastante más libertad, que le exigía descaro, y al lado de un jugador que, parece, será protagonista en la competición durante los próximos años, el español jugó a un nivel bastante aceptable casi todos los partidos (39), en los que tuvo una media de 13.3 minutos.

Más que el número de minutos sobre la cancha, lo mejor para él fue que estaba recuperando sensaciones, estaba volviendo a disfrutar vestido de corto, y comenzaba a recordar al Sergio que cruzó el charco tres años antes.



Pero su etapa como "Rey" duró poco, y el día 18 de febrero, fecha límite para los traspasos esta temporada, era enviado a los New York Knicks en un movimiento a tres bandas, que también dio con Tracy McGrady en la capital del Mundo.
Los Knicks. El equipo más mediático del panorama baloncestístico, una de las ciudades más excitantes del planeta... y con (ahora sí), Mike D'Antoni dirigiendo los designios de una escuadra que ya no compite por nada esta campaña, y en la que iba a tener oportunidades de lucir.

Era el "ahora o nunca". La diosa fortuna por fin le sonreía y el viento le soplaba a favor. Ya no hay excusas que valgan.

En el segundo partido como jugador de los Knicks, el entrenador ítaloamericano le daba la titularidad.


... Pero tampoco. El jugar para D'Antoni no ha hecho que Sergio haya deslumbrado.

Tras unos primeros partidos como knickerboquer en los que fue el amo del puesto de base, su entrenador ha ido reduciéndole paulatinamente los minutos, hasta unos últimos partidos en los que su participación ha sido casi nula, e incluso no pisando la cancha en alguno de ellos.

A fuerza de ser sinceros, era algo que se veía venir. Pese a que su nuevo coach le dio el mando en plaza nada más llegar, Sergio no se ha marcado ningún partido realmente digno de mención, si exceptuamos aquel en el Garden que comienza a quedar lejos en el recuerdo. Excepto ese fogonazo, actuaciones lineales y poca estadística pese a jugar en un equipo en el que fácilmente puedes inflar números. Su máximo en asistencias en esta etapa en NYC es de 7. Muy poco para un point-guard de los Knicks, y sólo en 3 ocasiones (en 14 partidos) ha conseguido alcanzar la decena de puntos.

Tristes números, sobre todo si comparamos con los otros dos jugadores que D'Antoni ha utilizado como directores de juego. Tanto Toney Douglas como Bill Walker -sin ser bases puros- han adelantado al Chacho por la derecha.

¿Y ahora qué?

Situándonos en el verano que viene, todos sabemos que los Knicks van a tener todo el dinero del Mundo para reforzar su equipo, y sólo 3 jugadores de la actual plantilla tienen contrato para la próxima temporada.

Toney Douglas, Danilo Gallinari y Wilson Chander (aunque Eddy Curry no querrá salirse de su contrato y continuará en New York).

Sergio es agente libre restringido, y tiene dos puntos a su favor para continuar en el equipo.

Por un lado, los Knicks tienen la opción de extenderle la Qualifying Offer, y por 2.338.000 $ quedarse con un joven base suplente. y a un precio perfectamente asumible.

Por el otro, los objetivos del equipo para reforzarse se sitúan en otras posiciones. De los jugadores estrella que suenan para los Knicks, ni LeBron, ni Bosh, ni Joe Johnson son competencia directa.
Con lo que de querer reforzarse en esa posición, tendrían que bajar uno o dos peldaños la categoría del jugador (TJ Ford, Randy Foye, Kyle Lowry, Raymond Felton, Luke Ridnour o Steve Blake)... o evidentemente conseguir un "1" de relumbrón vía traspaso.

Poniéndonos en negativo, si los Knicks decidieran desprenderse del jugador español, ¿Habrían equipos interesados en su contratación?

A bote pronto, y sin tener en cuenta posibles movimientos de mercado, sería un jugador interesante para equipos como Philadelphia, Indiana, Washington, Clippers e incluso Orlando... equipos con claras carencias en el puesto de base.

De todos modos, y si finalmente no consigue acomodo en la mejor liga del mundo, pese a su errante etapa como jugador NBA, en el baloncesto FIBA continúa manteniendo un interesante cartel, ... y el blanco no le siente tan mal.

Pase lo que pase, que la suerte acompañe a este jugador que prometía ser uno de los iconos del baloncesto español no hace tanto tiempo, y que a día de hoy parece haberse caído de la élite, aunque seguro que no para siempre.

3 comentarios:

  1. Yo creo que los Knicks van a fichar este verano a un base de garantías y elegirán entre Douglas y Sergio para ser suplente. De momento Douglas está por delante del tinerfeño, pero Pau: ¿crees que con la vuelta de Duhon y al nivel al que está Douglas, Sergio tiene posibilidades de ganarse el puesto de titular hasta final de temporada?

    Saludos!

    P.D: Algo tiene que pasar con Sergio porque no me explico que D'Antoni le esté dando pocos minutos.

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  2. Hola Luiso.
    La verdad es que era muchísimo más optimista de lo que lo soy ahora. Si jugadores como Douglas, Duhon o Walker han sido capaces de pincharle el globo a Sergio en un equipo que (teóricamente) tiene un juego ideal para él, quizá es el momento de que nos planteemos si Sergio es un jugador para la NBA.
    Yo personalmente ya no encuentro más excusas...

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  3. no es un ekipo precismanete echo para el sergio lo que ve son espacios y para generar espacios tienen que correr tus compañeros y excepto david lee que tienen no tiene ningun jugador que juegue gun and run sergio es un jugador para jugar en golden state ya que aki en new york ni t mac ni galinari ni a kien ponga van a correr si mete tantos puntos new york es a bse de triples nada mas no de juego rapido el unico uqe se mueve es lee y por algo es el maximo anotador y reboteador del ekipo

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